La anticipación de las exigencias de dotaciones adicionales para el saneamiento de los activos inmobiliarios, contempladas en la reforma financiera que entró en vigor en febrero de este año, ha provocado que el resultado agregado de las cajas de ahorros españolas en el pasado ejercicio descendiera hasta los 721,1 millones de euros. Una disminución del 70,3% sobre 2010, pese a que en estos resultados no se incluyen las dos cajas en proceso de restructuración (CAM, adjudicada al Banco Sabadell; y Unnim, al BBVA). De este resultado, el beneficio atribuido a la entidad dominante se situó en 580,2 millones de euros, lo que supone una disminución del 71% en relación al resultado de 2010.

¿A qué se debe esta fuerte caída? Según la Confederación Española de Cajas de Ahorro (Ceca), al fuerte aumento en las dotaciones, especialmente las realizadas en el cuarto trimestre (4.035 millones), “lo que pone de manifiesto que las entidades han anticipado total o parcialmente los saneamientos adicionales requeridos por el Real Decreto-Ley 2/2012 para las exposiciones al sector inmobiliario”. En este sentido, las cajas han hecho lo mismo que los bancos: sacrificar las cuentas, especialmente en el cuarto trimestre, en el que algunas entidades han registrado pérdidas, para cumplir con anticipación a una reforma financiera que entraba en vigor el año siguiente.

La anticipación de los requisitos de saneamiento previstos en la reforma financiera diseñada por Luis de Guindos y su equipo del Ministerio de Economía y Competitividad ha incrementado hasta los 6.379 millones las dotaciones por deterioro de activos financieros (2.585 millones en el cuarto trimestre). Este esfuerzo, unido a los 306 millones en dotaciones netas a provisiones, hace que el resultado de actividad de explotación disminuya un 42%.

Sin embargo, donde más se hace notar la nueva normativa de saneamientos es en las dotaciones de 1.893,3 millones (el 77% de ellas realizadas en el cuarto trimestre) por pérdidas de activos no financieros.

Otro dato llamativo es la reducción de la capacidad instalada y el ajuste de plantilla realizados por las cajas de ahorro. El número de oficinas de los grupos de cajas ha pasado de 25.051 en el tercer trimestre de 2008 (momento de máxima capacidad), a 20.787 a 31 de diciembre de 2011, lo que representa una reducción del 17,02%, que se concreta en el cierre de 4.264 oficinas. Por su parte, el número de empleados de las cajas ha pasado de 135.415 en 2008 (máximo nivel de plantilla), a 116.000 a 31 de diciembre de 2011, con una reducción del 14,3%. Esto ha significado que 19.415 empleados han tenido que abandonar el sector en apenas tres años.

Claro que el sector, tras las fusiones y adjudicaciones, y pendiente de quién se quede con CatalunyaCaixa (también del Banco de Valencia, que controlaba Bancaja y que está participado por Bankia) y con la incógnita sobre si NovaGalicia se va a poder mantener en solitario, se va a quedar reducido a menos de una decena de grupos (CaixaBank, Bankia, Unicaja España Duero, KutxaBank, Ibercaja, Liberbank, BMN), más las dos entidades que no han creado bancos instrumentales y que no participan en el proceso de concentración: Colonya Caixa Pollença y Caixa Ontinyent.

Los costes financieros crecen cinco veces más

Los productos financieros, en un entorno moderadamente alcista de los tipos de interés aplicados por las entidades de crédito en sus operaciones, han crecido un 6,8%. Pero los costes han aumentado casi cinco veces más: un 28,2%, como reflejo de las dificultades en el acceso a la financiación a los mercados, que han provocado un notable encarecimiento del pasivo

Esto se traduce en una reducción del 20,4% en el margen de intereses, que no obstante supone una significativa moderación del ritmo de caída registrado en ejercicios anteriores. De hecho, el margen de intereses agregado de las entidades asociadas a la CECA había caído en 2010 un 25,2% respecto del ejercicio anterior.

La tendencia bajista en los mercados bursátiles durante todo el pasado ejercicio produce un descenso del 32,2% en los resultados por operaciones financieras. La menor actividad hace que las comisiones netas caigan el 0,9%. Todo esto, unido a la disminución del 1,7% en los resultados de las participadas, lleva a un deterioro del margen ordinario del 16,7%. El incremento del 0,4% en la partida de “otros resultados de explotación” frena al 16% el descenso del margen bruto.

El importante proceso de reestructuración y de reducción de capacidad instalada realizado por las cajas se deja notar en los gastos de explotación. Los de personal se reducen un 4,9%; los de administración, el 3,9%; y los ligados a las amortizaciones, el 16,1%. Pese a ello, el margen de explotación desciende un 28,2%. Con estos resultados, la ratio de eficiencia, que mide el peso de los gastos sobre los ingresos, se sitúa en el 64,6%. Muy lejos del 48% de los bancos, y sobre todo del 42% del Popular.