23.465 millones de euros. No desesperen si el numerito les pierde e incluso les marea, nos ocurre a todos los españoles de bien. Es complejo asimilar tal cifra al transformarla en nuestra antigua moneda: se trata de casi cuatro billones de pesetas. Visualicen, un cuatro seguido ¡de doce ceros 4.000.000.000.000! es lo que ha volatilizado Bankia. Da miedito. ¿Y no les provoca más pavor aún comprobar que la primera actuación del Gobierno al respecto haya sido conseguir ese dinero para tapar el agujero y las vergüenzas? Porque hasta la fecha de depurar responsabilidades, de culpabilidades penales -a excepción de la querella presentada por UPyD- o de  dar explicaciones ante la opinión pública, ni rastro. Es lo que tiene que tu propia gente sea la responsable de tal despropósito, desfalco, desastre, inmundicia… Adjetiven a su antojo para un mayor desahogo. Semejante monstruosidad eclipsa a otras barbaridades que ni debemos obviar ni pasar por alto ya que su envergadura también es de órdago: seis mil millones de euros evaporados de la CAM y tres mil millones del Banco de Valencia. Equiparen en pesetas, sumen y sigan…

¿Cuánta obra y servicio social podrían haberse llevado a cabo con tal cantidad de millones desaparecidos? ¿Ese dinero habría evitado penosos recortes en Sanidad o en Educación? ¿Qué parte de esos euros trajinados por una panda de maleantes podría haber sido destinado a investigación? ¿Cuánto a esos créditos suplicados por autónomos y PYMES, el alma del tejido productivo de nuestro país? Los del estrado me acusarán de demagoga y de mezclar churras con merinas, que ya les conozco bien. Pero la cruda realidad es que sus enchufados por real dedazo -chorizos e ineptos a partes iguales-  dilapidaron billones de pesetas y ahora carecemos de céntimos hasta para medicinas básicas, para crear empleo o riqueza, mientras los responsables fríen a impuestos al ciudadano. Y lo que te rondaré morena…

Ahora, señores lectores, sigamos sumando el chorreo adicional de miles de millones que han birlado los cabezas pensantes y adláteres de tramas tan simpáticas como Malaya, Gurtel, Brugal o ERES fraudulentos… Los cargos públicos imputados por corrupción procedentes de todas las formaciones políticas e ideologías se multiplican.

Pero no se cabreen todavía que aún hay más.  ¿Saben que en algunos países nórdicos los ministros sólo pueden disponer de un asesor de confianza y por estos lares los presidentes cuentan con más de seiscientos y algunos regidores han alcanzado la cifra de mil?

¿Conocen que el número de políticos en España -con cuarenta y siete millones de habitantes- supera en decenas de miles a la de Alemania -con una población de ochenta y cinco- y también doblamos el número de políticos franceses?

¿Se percatan de que contamos con una de las cifras de municipios más altas de Europa -superamos los ocho mil- y que el 60% tienen mil habitantes o menos con el consiguiente encarecimiento en la provisión de servicios públicos?

¿Saben que el país más influyente del planeta, con más de 300 millones de habitantes, tiene 435 congresistas mientras que en España hay 350 diputados? Señorías que por cierto perciben la pensión máxima habiendo cotizado tan sólo 11 años, cuentan con unos beneficios y exenciones fiscales impensables para el resto de mortales o reciben casi 3.000 euros durante un máximo de dos años si dejan el escaño, aunque estén cobrando otro sueldo privado. Además, disfrutan de cuantiosas prebendas adicionales en función de comisiones, circunscripciones, dietas, transportes, comunicaciones, manutenciones, pólizas, etc.-

¿Es necesario seguir recortando hasta el infinito y más allá en vez de reorganizar la estructura del Estado? ¿Habríamos alcanzado esta agónica situación sin el desfalco de bancos y cajas? ¿Es indispensable amenazar al Estado del Bienestar en vez de reducir el despilfarro autonómico y municipal? ¿Es ético imponer  sacrificio desde el púlpito institucional mientras los privilegios de la casta son intocables? ¿Ustedes qué opinan?

Twitter: @CarmelaDf