Los rumores bursátiles, que a ambos lados del Atlántico apuntaban a una gran operación protagonizada por la empresa aeronáutica EADS, eran ciertos. La compañía europea, propietaria de Airbus, y la británica BAE Systems negocian su fusión, como han reconocido oficialemente, lo que supondrá, si el proceso se cierra con éxito, la creación del líder mundíal aeronáutico y de defensa. La operación tendría un valor de 42.000 millones de dólares, unos 33.500 millones de euros. La empresa resultante contaría con un sólo consejo de administración, pero la gestión estaría diferenciada. Y BAE tendría un 40% del capital y EADS, el  60% restante.

No obstante, la macrooperación no es fácil. En medios empresariales se pone en duda que Estados Unidos permita una fusión que en principio perjudicará a algunos de sus grandes consorcios como Boeing, por lo que hará lo posible para que no salga adelante. Y s que BAE depende en una parte sustancial de su facturación de los contratos del Pentágono, por lo que es vulnerable a las posibles presiones.

Pero este movimiento supera el ámbito puramente empresarial y precisa de un fuerte apoyo político, así como de la autorización de la Comisión Europea, casi siempre reacia a admitir sin más las grandes concentraciones. En alguna medida se inscribiría en el deseo histórico europeo de contar con una industria aeroespacial y militar unificada; con ese objetivo y con la idea de competir con más peso frente a Estados Unidos y en esa etapa también frente a Gran Bretaña, se creo EADS con la unión de la alemana DASA, la francesa Aerospatiale y la española CASA. BAE y EADS colaboran ya en la construcción de caza Eurofighter.

También queda por conocerse cuál va a ser la reacción de algunos de los accionistas de EADS: el Gobierno francés tiene el 15% mientras que Alemania, a través de Daimler, se eleva a un 16,5%. La de España, algo superior al 5%, está  en manos de la SEPI. EADS, que cuenta en España con las factorias de Sevilla y Getafe  (Madrid), es uno de las más importantes grupos industriales ubicados en el país. La posible fusíon, que diluiría el actual participación, se plantea en una etapa en la que es difícil que la sociedad estatal pueda aportar liquidez para no perder peso en el grupo resultante. No obstante, en algunas ocasiones se mostrado dispuesta a ampliar su participación  En esta línea, en el comunicado de  BAE no se hace referencias a España en el nuevo grupo, aunque sí se centra de la influencia de Gran Bretaña, Alemania y Francia.

Por su parte, Lagardère que posee el 7,5% del capital del grupo, ha reconocido que prefiere esperar y ver cómo será la fusión porque «necesita asegurarse de que todas las consecuencias derivadas del proyecto de actividades son tomadas en consideración». Mientras, según la prensa alemana, la transacción cuenta con el respaldo del Gobierno de Berlín.