La patronal recibió hoy dividida la noticia de una nueva huelga general. El presidente de la patronal Juan Rosell tuvo que salir a desmentir al vicepresidente de la organización, Arturo Fernández, quien por la mañana había anunciado contactos de Rosell con los sindicatos a fin de detener el paro, que los sindicatos convocarán con toda probabilidad este viernes para el 14 de noviembre. Rosell, en cambio, negó esos contactos y proclamó su respeto a una huelga, contra la cual, dijo, poco pueden hacer los empresarios.

La desautorización de Rosell escribe un nuevo episodio sobre la falta de sintonía entre el catalán Rosell y el madrileño Fernández, también presidente de CEIM. Un desencuentro que pudo verse también hace pocas semanas, cuando se produjo la barcelonesa manifestación por la independencia de Cataluña. En esa ocasión, Rosell se quejó amargamente de la uniformidad ideológica que caracteriza, dijo, al empresariado madrileño, en contraste con el catalán.

Más allá de la anécdota, la lucha por el poder en la patronal, o al menos esas dos formas de hacer las cosas, se produce en plena antesala de una nueva huelga general. Los sindicatos, que también han metido el dedo en esa llaga, esperan oficializar este viernes la fecha, el 14 de noviembre, escogida para el paro, el segundo en lo que va de año y el primero en la historia que se celebrará a la vez que en Portugal.

UGT y CCOO anticipan un gran seguimiento

UGT y CCOO no quieren dejar pasar la oportunidad, al anticipar que la huelga puede tener un gran seguimiento en  sectores como los  trabajadores públicos, los estudiantes y, en general, entre todos aquellos que tengan opción de sumarse al paro en contra de los recortes.

En este sentido, CCOO y UGT no perdieron hoy el tiempo y se apresuraron a tensar la cuerda con la patronal, a la que acusan de incumplir los acuerdos. En particular, las centrales reprochan a CEOE que haya convertido en papel mojado el contenido del el pacto de moderación salarial,  fue ratificado en enero y bendecido como uno de los más importantes de la democracia.

Los sindicatos lamentan que CEOE haya aprovechado la reforma laboral del Gobierno -que laminó el acuerdo- para dejar de lado el pacto y piden una reunión para analizar la situación. En su opinión, CEOE debería renunciar a las ventajas que le concedió la nueva normativa -control sobre salarios y condiciones de trabajo…- en beneficio del acuerdo.

Así, CCOO y UGT, en opinión de algunos, se esfuerzan por no dejar ningún flanco sin cubrir en el capítulo de los agravios. Bien claros los del Gobierno, los sindicatos agitan así el descontento contra la patronal, en busca de una movilización masiva el próximo 14 de noviembre. Sabedores de las posibilidades de éxito de esta nueva oportunidad, y después de los discretos resultados de la última convocatoria el 29 de marzo, Toxo y Méndez no quieren dejar pasar esta ocasión.

Todo ello aderezado además por la proximidad de sus respectivos congresos, donde, quizás, los líderes sindicales se jueguen la reelección.