Las preguntas al escritor: ¿por qué escribes? ¿sobre qué escribes? ¿para quién escribes?. Y yo me pregunto si realmente son necesarias todas estas preguntas, cuando al fin y al cabo escribir es simplemente el significado de esa palabra. No importa el porqué, el qué o el para quién.

Realmente no creo que se pueda conocer el porqué de que alguien escriba. Muchos escritores, conocidos y no tan conocidos escriben por la necesidad que les brota desde dentro. Escriben para ellos y cien mil personas más y otros escriben solamente para ellos, porque esas cien mil personas aún desconocen su escritura. A veces es una maravillosa escritura que solamente guardan para ellos y unos pocos lectores que normalmente suelen ser familiares y amigos, y que muy fieles apoyan su escritura y su afán por la misma.

De este modo creo que estas preguntas deben de pasar a un segundo plano, que no tendría que importar demasiado. Lo que debería importar sería la escritura en sí, si al leer lo escrito y previamente imaginado por el escritor y recreado en su cabeza, consigue que tú recrees del mismo modo lo que él ha imaginado y escrito casi por azar y por arte de magia.

La escritura es un diamante que se va puliendo poco a poco. Es ese reloj cuyo tic-tac es imparable. Es la medicina que nos salva de muchas enfermedades: soledad, aburrimiento, rutina y desidia. La escritura, la literatura nos transporta y nos hace vivir las emociones desde dentro: el escritor al escribir la historias y nosotros al leerlas.

El escritor no sería nadie sin el lector, esto podría ser cierto, pero es que el lector tampoco sería nadie sin el escritor, sin esa sintonía que existe a veces, con algunas letras, con algunos libros que no solamente nos cautivan y nos tele transportan, sino que, se nos clavan dentro del pecho y nos cambian hasta la vida.

Una vez, un amigo escritor me dijo: Nunca leerás el mejor libro, porque todos los libros son los mejores libros. También me dijo:  No es escritor el que escribe, sino el que tiene necesidad de escribir.

Ciertamente la escritura va ligada con una parte muy importante de nuestras vidas, con “quienes somos” y “quienes queremos ser”. La escritura es mágica porque puedes, de repente escribir esa escena que te gustaría vivir en ese preciso instante y lo más importante es que también haces que la persona que te lea viva ese momento, creando así un vínculo entre escritor y lector, que aún siendo invisible, está ahí y nos conmueve.

Así pues, las preguntas deberían de ser otras o ningunas y no esas. Escribimos también porque leemos para cultivar nuestro subconsciente y poder así dejar ese brillo, lo bueno de los mejores escritores que queda en nosotros, en cada uno de los párrafos de nuestro libro, ese que el lector tendrá en sus manos, y leerá sin hacerse ni una sola pregunta, porque las líneas tienen a veces las respuestas para todo.