Es probablemente, la marca española en activo más antigua ya que iniciaron su actividad allá por 1797. Fue entonces cuando la familia Amatller inició la fabricación de chocolate en una pequeña fábrica en Barcelona. La compañía fue pasando de padres a hijos y en 1872 el nieto del fundador se hizo cargo de la compañía y abrió una nueva fábrica, con lo último en maquinaria y que se inauguraría en 1878. Antonio Amatller se convertiría en un mecenas del arte y además promocionó su marca de chocolates, por ejemplo, a través de carteles y cromos realizados por los mejores artistas de la época.

En 1972 la firma fue adquirida por la empresa chocolatera Simon Coll, que desde entonces ha mantenido la referencia Amatller, cambiando únicamente la fabricación (adaptada a tecnologías punteras) pero manteniendo el toque artesanal en sus recetas y en su packaging.

Y es así como estos postres han llegado a nuestros días: la firma emplea hoy a unas cien personas y vende sus exquisiteces en tiendas gourmet, cadenas de supermercados, hipers… Además, la exportación representa el 20% de su facturación: venden a todos los países dela UniónEuropea, a EEUU, Australia, Rusia, China, países de Oriente Medio, etc.

¿Los productos más vendidos? Los infantiles (paraguas de chocolate, monedas, lápices de chocolate) junto con las figuras y huevos de pascua, los bombones, el turrón de chocolate… La compañía produce al año 1.300 toneladas de chocolate, generando más de 50 millones de unidades de productos. La empresa adquiere la materia prima en Ghana y en Ecuador.

La empresa facturó el año pasado 12,5 millones de euros, aunque reconocen estar notando la crisis: “Para hacer lo mismo tienes que esforzarte más, hay más incertidumbre, ha crecido la morosidad pero hay muchas y muy buenas oportunidades en España y fuera que nos hacen ser optimistas”, comentan desde Barcelona.