Seoane clava otra espina en el calvario de Rosell por cerrar el pacto salarial

14/12/2017

Luis M. del Amo. El presidente del Círculo de Empresarios se opone a acercar al 3% la oferta salarial para 2018, como desea el líder de CEOE.

La negociación salarial se complica. Después del fracaso de 2017, el pacto salarial para el año que viene tropieza con nuevos obstáculos en este tercer año de la recuperación. Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios, expresó hoy su rechazo a que CEOE eleve su oferta, y roce el 3% ansiado por los sindicatos.

La voz de Seoane tiene menos peso en la negociación que aquella con la cual ayer se topó Juan Rosell, el presidente de CEOE, quien debió soportar, durante la junta directiva de la empresarial, los reproches de Juan Pablo Lázaro, el aspirante a sucederle en el trono de la calle Diego de León.

Los argumentos expresados hoy por Seoane son los mismos que ayer esgrimiera Lázaro en el cónclave empresarial. Es verdad que hay trabajadores con sueldos muy bajos, vino a decir. Pero no todas las empresas pueden permitirse una subida generalizada.

“Nada de generalizar”, ha afirmado esta mañana Seoane tras presentar una informe sobre la empresa mediana española, y después de recordar una vez más al Gobierno su promesa de elevar los umbrales a partir de los cuales se complica la gestión administrativa de una empresa.

El ministerio de Economía lo está estudiando, afirmó hoy Seoane. “Fue una promesa de De Guindos”, rápidamente rectificó.

El caso es que, volviendo a los salarios, Seoane ha tirado del viejo argumentario patronal y ha condicionado cualquier subida salarial a un incremento de la productividad. “A los empresarios nos encanta pagar bien. Así los trabajadores están contentos. Y podemos retener a los mejores”, matizó.

Más sueldo variable

En Madrid se especula con que Rosell quiera cerrar su ciclo al frente de CEOE con un pacto cerrado con los sindicatos. Y que esto ha llevado al catalán a elevar en casi medio punto su oferta de 2017, que los sindicatos rechazaron, subiendo hasta un punto la parte variable – en función de objetivos de productividad, absentismo, etcétera – que sumada a la horquilla de entre el 1,2% y el 2% ofrece un resultado cercano al 3% que deseaban los sindicatos.

Además, los empresarios despejarían al Gobierno el camino para negociar un nueva subida importante del salario mínimo profesional (SMI), habida cuenta de que este es un asunto que apenas afecta a unos 80.000 trabajadores, según algunas estimaciones, y sobre todo que su importante subida del 8% en 2017 apenas ha afectado a la creación de empleo o a la competitividad de las empresas.

Ahora bien, los deseos de Rosell y su oferta a los sindicatos se han cruzado en el camino con las aspiraciones de Juan Pablo Lázaro a presidir la gran empresarial española, y dar el salto desde su actual liderazgo de CEIM, patronal madrileña.

Por si fuera poco, en el lío se mezcla también por un lado, cierta división sindical, y por otro la presión del Gobierno, o más concretamente, del ministerio de Empleo que encabeza Fátima Báñez, supuestamente deseosa de que empresarios y sindicatos rubriquen para el año próximo un pacto de empleo y negociación colectiva (AENC) después del fracaso de 2017.

Así, los empresarios han pospuesto a enero cualquier discusión, y mueven piezas ahora en la sombra a fin de hacer triunfar su versión en una junta directiva programada durante el primer mes del próximo año.

No hay cláusulas

Mientras tanto, a pesar de la falta de un acuerdo marco, se siguen firmando convenios colectivos en los sectores y en las empresas aun faltando esa referencia fundamental. Según los últimos datos, el alza media registrada hasta noviembre se situó en el 1,43%, según lo acordado en los 3.100 pactos sellados en casi 920.000 empresas que afectaron a casi 6,9 millones de trabajadores; es decir, casi tres décimas por debajo del IPC del 1,7% en igual período, según el INE.

En cualquier caso, los empresarios no parecen dispuestos en cambio a dar su brazo a torcer en las cláusulas de revisión salarial que los sindicatos desean incluir en el pacto. Hoy mismo, las centrales salieron a la calle en demanda de estas cláusulas frente a la inflación en el sector público.

Sin embargo aquí los empresarios parecen inflexibles y se niegan en redondo a fijar como referencia de los sueldos el vaivén de los precios.

Eso, y el impulso que la nueva dirección de UGT quiere imprimir al sindicato, pueden dificultar el acuerdo, y hacer que 2018 se convierta en el segundo año consecutivo sin acuerdo marco en la negociación colectiva, a pesar de los buenos resultados rendidos – eso sí, en términos de moderación – entre 2010 y 2016.

De momento, el sindicato que dirige Pepe Álvarez ya se desmarcó de la estrategia conjunta con el otro gran buque sindical, CCOO, al anunciar que exigirá un 3% de subida salarial en las mesas donde los ‘ugetistas’ negocian convenios colectivos.

“Parecen tener prisa”, se dicen desde el sindicato hermano. De momento la negociación con los empresarios, al menos la más visible, se aplaza hasta enero.

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