Los recuerdos pesan como una armadura

04/10/2019

Miguel Ángel Valero. "Cal viva", la primera novela de Daniel Serrano, muestra que "el pasado sobre el que se edifica este futuro no resulta tan heroico como soñamos, pero así es la vida", que éste "nos alcanza muchísimos años después, y no hay manera de librarse de él", y que "sólo el tiempo de la revolución es feliz, durante, ni antes ni después".

Por una vez y sin que sirva de precedente, los dos antagónicos presentadores de «Cal viva», la primera novela de Daniel Serrano (Suma, 383 páginas), tienen razón. Para Pablo Iglesias, es una obra «enormemente valiente» (el título procede de una polémica frase del líder de Podemos en el Congreso de los Diputados el 2 de marzo de 2016, cuando recomendó a Pedro Sánchez: «desconfíe de los consejos de quien tiene su pasado manchado de cal viva», en referencia a Felipe González). Para Juan Luis Cebrián, exdirector de ‘El País’, es una novela «extraordinariamente interesante, pero enormemente cruel porque está escrito con las tripas». Los dos solamente coinciden en que «Cal viva» es un libro «muy necesario». Y en eso también tienen razón.

Porque la novela de Daniel Serrano se lee de un tirón, pese a una estructura compleja (cada capítulo es contado por el padre o por el hijo, cuando no por los dos, intercalándose fragmentos del diario del padre, poemas inéditos, cuentos, relatos inacabados, y papeles encontrados en bolsillos de viejos abrigos, entre otros variopintos textos). Hasta el punto de que se saborea mucho mejor en la segunda e incluso en la tercera reelectura, doy fe.

«Cal viva» cuenta la Transición y todo lo que la rodea, hasta el terrorismo de Estado, que «quedará como una anécdota borrosa en la larga historia de España», desde el punto de vista de Tristán Díaz, un antiguo alto cargo socialista al que el ictus le ha quitado el habla y la movilidad («soy un cadáver que se despierta cada mañana pensando que este será su último día», con «la mirada de quien lo está perdiendo todo, el naufragio definitivo»), y el de su hijo Ernesto, periodista en plena crisis de los 40, que obviamente es totalmente opuesto al de su padre.

Por sus páginas transcurren el franquismo, las torturas de Billy el Niño y de otros (que han quedado impunes), la llegada de la democracia, las primeras elecciones, el derumbe del PCE, ETA, la victoria socialista de 1982 con Felipe González («tenía en la mirada un fuego de cambio que iba a arder enseguida»), los GAL y el terrorismo de Estado (que «quedará como una anécdota borrosa en la larga historia de España»), la corrupción, el incendio del Windsor y las andanzas del comisario Villarejo, el 15-M, el independentismo en Cataluña, Letizia Ortiz (de periodista a reina), el asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez, y mucho más. En resumen, la historia del último medio siglo en España

La primera novela de Daniel Serrano muestra que «el recuerdo es un arma de destrucción masiva» (página 32), porque «los recuerdos más lejanos son los más nítidos» (página 125) y porque «el pasado siempre vuelve» (página 143). Cuando leía «Cal viva», recordaba lo que escribía Max Aub en «La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco»:  «los recuerdos parece que no son nada, los lleva uno dentro y no los nota, pero en cuanto empiezan a salir pesan como una armadura».

Escribe también Daniel Serrano en «Cal viva» que la nostalgia, «este ir y venir de la memoria», resulta «absolutamente improductiva» (página 33), porque «esta fecha quedará borrada por el olvido» (página 70). Que «el pasado sobre el que se edifica este futuro no resulta tan heroico como soñamos, pero así es la vida» (página 79), pese a «la inteligencia límpida de cuando quisimos socavar los cimientos del sistema» (página 85).Porque «siempre hay algo que nos recuerda que comenzamos a tener demasiado pasado a nuestras espaldas» (página 152). Y que «el pasado nos alcanza muchísimos años después, y no hay manera de librarse de él» (página 186).

Quizás «el olvido es una virtud, hay que olvidar para que el futuro avance» (página 239). Por eso, el padre recomienda: «El olvido es poderoso. Aprende a olvidar» (página 336)

«Construir el socialismo, vivir felices, sin injusticias, con educación laica, amor libre, igualdad entre el hombre y la mujer, sin ricos ni pobres, porque eso es lo que jode todo, no se puede vivir admitiendo que hay gente que tiene una riqueza obscena y que otros madrugan y pasan frío por su culpa», cuenta el padre (página 99).

El problema es, como cita la novela a Pablo Neruda, «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos». Y que «los viejos buenos tiempos, ¿fueron alguna vez buenos?» (página 175).

Se aprende en «Cal viva» que la noche «envuelve todas nuestras mentiras en un celofán suavísimo» y que «siempre somos niños esperando la caricia de nuestra madre para poder conciliar el sueño» (página 63).

No podían faltar los periodistas: «están hechos para mentir de mil maneras diferentes, los mejores son aquellos que mienten haciéndote creer que están diciendo la verdad» (página 104). Daniel Serrano demuestra que conoce el oficio (trabajó en CNN+, Noticias Cuatro, Zeleb, diarioabierto, entre otros medios). Y que no hay peor cuña que la de la misma madera. Porque no dice más que la verdad

«Cal viva» ofrece varias lecciones. «En la Transición hubiéramos debido hacer justicia con respecto al pasado», reconoce el padre en la página 128. «Y sí, las cosas hubieran podido ser de otro modo», admite el hijo en la página 144. «Hubo una oportunidad para cambiar este país y la desaprovechamos. Otra vez«, afirma en la página 350.

«De toda esa Transición de la que presumís tanto, nunca he sabido lo que es verdad y lo que es mentira. O tal vez todo sea mentira y verdad al mismo tiempo» (página 376)

«Sólo el tiempo de la revolución es feliz. Durante. Ni antes ni después» (página 301)

«La política es el poder y todo vale para auparse a él y que jodan a quien no lo entienda» (página 318),

Que «ser joven es lanzarse a cometer todo error que merezca la pena» (página 151).

Y que Gil de Biedma tiene toda la razón: «de todas las historias de la Historia/la más triste sin duda es la de España/porque termina mal».

Pero «Cal viva» termina con un mensaje de esperanza (página 379): «Las historias, simplemente, no acaban. Nunca. Continúan a través del tiempo«.

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