Así no. Si pretenden rescatar la monarquía e intentan sacarla del hoyo profundo en el que se encuentra, han optado por el peor camino. Los que intentan arreglar el tinglado -y a quienes todos ponemos cara- acabarán dando la razón al New York Times: la corrupción forma parte del sistema. Algo que yo misma denunciaba hace escasas semanas en esta  columna bajo un título rotundo: Cuando la corrupción es ley https://www.diarioabierto.es/101251/cuando-la-corrupcion-es-ley

Porque así han percibido los ciudadanos españoles la “desimputación” de Cristina de Borbón. Esta señora y su marido tras deshonrar la institución monárquica, ahora van un paso más allá: están clavando la puntilla a una Justicia en la que ya nadie confía. Unos campeones los tíos. El marido un sinvergüenza, un golfo, un ladrón sin escrúpulos, un trepa con poca sesera. Ella, una irresponsable porque debería  haber renunciado a prebendas y derechos por casarse con quien no debió. Si el amor está por encima de la institución que representas nadie te lo va a reprochar, pero renuncia a tus privilegios. Cómplices todos los que permitieron -y permiten- este despropósito, incluyendo los que regalaban gustosos el parné -el dinero público- al Duque consorte, el mismo que terminó defenestrando un título nobiliario que le venía grande  rebautizándolo de manera soez. ¿Qué razón de ser tiene una monarquía exenta de ejemplaridad?

Cristina e Iñaki

La imputación resultaba una manifestación de la independencia del poder judicial.  Que su recurso proviniese de la Fiscalía Anticorrupción -por favor, quien conozca casos similares en la jurisprudencia española que nos lo haga saber, estamos expectantes- sorprendió. Finalmente la “desimputación”, ha sido interpretada como la demostración palpable de que aquel “todos somos iguales ante la Ley” queda muy lucido en discursos pomposos, pero ineficaz en las decisiones de los jueces.

Tras los últimos acontecimientos las reflexiones a pie de calle son recurrentes: ¿Y por qué no anulan también la imputación a la mujer de Torres? ¿La Fiscalía hubiese recurrido si en vez de ser la hija del Jefe de Estado se tratase de la primogénita de Pepe Pérez? A partir de ahora, cuando la Justicia reclame a cualquiera sus declaraciones de la renta en procesos abiertos ¿se podrá alegar vulneración de la intimidad? ¿La Fiscalía Anticorrupción seguirá el mismo patrón en el futuro o solo para la Infanta? (La doctrina Cristina ya lo llaman algunos…) ¿Tenemos una familia por encima de la Ley en un Estado democrático? ¿Está vendida la Justicia al poder? ¿El servilismo a la Jefatura del Estado está por encima del Estado de Derecho? Son multitud los que ya apuestan que Iñaki será condenado a menos de dos años para que no vaya a la cárcel por carecer de antecedentes. El vulgo brama y se va a armar una gorda. Están tirando demasiado de la cuerda en una situación de desesperación extrema para demasiados españoles.

Si querían mejorar la imagen de la Corona han conseguido el efecto contrario. Demostrar impunidad sin límites, no ayuda. Por cierto, los asesores de la Casa Real -que cobran un pastón proveniente de nuestros impuestos- no dan una.  Contaban con todas las papeletas para dar el golpe de timón que la sociedad está reclamando y han dirigido la maniobra hacia el camino equivocado. Si este asunto no se resuelve en los tribunales de una manera clara para los españoles, permanecerán como culpables, como corruptos indultados por una Justicia injusta.

Nuestro país es experto en los juicios paralelos y en esta ocasión la sentencia popular ya es demoledora, implacable, firme: el matrimonio Urdangarín está condenado de por vida. Con la celebración de un juicio se podría haber demostrado la inocencia, si era el caso.  Evitando el paseíllo, para el imaginario colectivo parece que es culpable, y por tanto, obstaculizan el que se la juzgue. Menudo papelón están dejando entre todos a Felipe de Borbón y esposa…

“Aquello que manda un rey, y va contra  lo que Dios manda, ni tiene valor de ley, ni es rey quien así demanda”. Lope de Vega.

Twitter: @CarmelaDf