Hay smartphones para todos los gustos y bolsillos, pero también otros diferentes, raros, peculiares, únicos. Teléfonos singulares para usos distintos. Casi todos han desfilado por la última edición del Mobile World Congress.

Llamativo por su aspecto, Yotaphone es un terminal con dos pantallas, una LCD clásica y otra de tinta electrónica para leer mensajes, SMS y notificaciones. También permite aceptar o rechazar llamadas y responder correos electrónicos, incluso en la oscuridad porque incorpora una luz. Con ella se consume menos batería y se alarga su duración aproximadamente dos días, dicen sus creadores. Ideado en Rusia, este año se ha lanzado una segunda versión con una pantalla AMOLED de 5 pulgadas y la parecida a un ebook, que se encuentra en la parte trasera y también es táctil, con 4,7 pulgadas. La LCD puede desactivarse para alargar aún más la duración de la batería. Integra un procesador de cuatro núcleos Snapdragon 800 a 2,3 GHz (a la altura de los de gama alta), cámara de 5 megapíxeles, NFC y carga inalámbrica. Su grosor también se ha reducido y ahora es de 8,9 milímetros. Pero habrá que esperar al último trimestre del año para comprarlo. De momento, solo se vende el primero, un terminal de gama media (en la web cuesta 499 euros). La idea es buena pero ya veremos si cala o no.

Aun más innovador que el Yotaphone: el prototipo Paddle, un teléfono modular, que cambia de forma al antojo del usuario. Que se convierta una tableta o una cámara no extraña pero en una pulsera de entrenamiento sí y en todo a la vez mucho más. Aúna varios dispositivos y como se ve en el vídeo cambia de forma como un rompecabezas, con quince configuraciones diferentes y más que llegarán, dicen los investigadores que lo han desarrollado, de la Universidad de Hasselt iMinds en Bélgica. Una gadget deformable, diseñado al estilo del cubo de Rubik, sorprendente.

LG Flex es un móvil único por ser flexible y curvo. Un diseño distinto con el que se mejora la visualización de contenidos y la proyección del sonido en la llamadas. Cuenta con una enorme pantalla de 6 pulgadas, un phablet en toda regla, con procesador de cuatro núcleos Qualcomm Snapdragon 800 a 2,26 GHz, 2 Gb de RAM, 32 Gb de almacenamiento y cámaras de 13 y 2,1 megapíxeles. Se vende ya, de momento en exclusiva con Vodafone (desde 149 euros).

Siguiendo la tendencia a proteger la privacidad, el gigante aeroespacial Boing desarrolla un smartphone Android capaz de autodestruirse si es manipulado (como sucede con las aplicaciones que borran mensajes al instante, por ejemplo la popular Snapchat). Conocido como Boeing Black, la compañía solo lo venderá al personal de agencias gubernamentales y al de las empresas con las que trabajen relacionadas con defensa y seguridad nacional. «Cualquier intento de romper la carcasa desencadenaría funciones para borrar los datos y el software y el dispositivo dejaría de funcionar. El smartphone se basa en una arquitectura de seguridad patentada que Boeing llama PureSecure. Como la plataforma de Knox de Samsung, integra un «arranque de confianza» que puede detectar y frustrar cualquier intento de manipular el dispositivo. Cuenta con dos tarjetas SIM, para utilizarlo con dos líneas de móvil a la vez. Si lo pillara James Bond…

Para el resto de usuarios que no se dedican a la inteligencia, defensa ni seguridad nacional, el smartphone Blackphone con sangre española (lo fabrica Geeksphone, empresa de aquí conocida por sus teléfonos con el sistema operativo Firefox OS). Está especialmente reforzado para preservar la privacidad de los usuarios, con un software desarrollado por la empresa de seguridad de Estados Unidos Silent Circle. Protege los datos con un software de encriptación en diferentes niveles de seguridad, el usuario elige cuál quiere en cada momento. Aunque para disfrutar de esa protección el interlocutor también tiene que estar suscrito al servicio de Silent Circle (durante el primer año regalan tres suscripciones). Si uno está suscrito y otro no, solo se encriptan los datos del que sí lo está. Blackphone incorpora una pantalla de 4,7 pulgadas, procesador de cuatro núcleos a 2 GHz, 16 Gb de memoria interna, 2 Gb de RAM y cámara de 8 megapíxeles (se sitúa en la gama media). Saldrá a la venta en junio, aunque ya puede reservarse en la web. Su precio ahí es de 629 dólares y aquí su precio será de 459 euros. Siguiendo la estela del Blackphone, probablemente grandes fabricantes se pongan a trabajar para potenciar la privacidad de las comunicaciones. Tiempo al tiempo.