Y hacemos un «guiño» al Golf de séptima entrega porque, si bien el nuevo Polo exteriormente no ha cambiado mucho, el interior sí lo ha hecho, y precisamente exhibe ahora una similitud respecto al compacto de la firma germana mucho mayor. No obstante, de aquel hereda un salpicadero parecido y buena parte de su tecnología.

Pequeños detalles cambian el frontal: nuevos grupos ópticos que opcionalmente albergan como novedad en la gama y el segmento faros dobles full-LED, entradas de aire más grandes y deportivas… Y en la zaga lo mismo: pilotos ligeramente distintos y un paragolpes más prominente.

Como decíamos, el nuevo Polo sí cambia de forma apreciable en su interior y, más concretamente, en lo que toca a salpicadero y volante, como cabe apreciar junto a estas líneas. El segundo adopta 3 radios. A su lado, botones vistos en el Golf VII.

También recibe pequeños detalles ornamentales cromados en puertas y salidas de aire. El resultado transmite más calidad, también por la adopción de plásticos y acabados más prestacionales.

Tecnológicamente muy avanzado

Que un modelo pertenezca a un segmento de contenidas dimensiones  no significa que deba renunciar a la máxima tecnología. Y eso han hecho en Volkswagen con el Polo: dotarlo de serie, o como opción, de prácticamente los mismos sistemas de seguridad que sus «hermanos» mayores.

Así, el nuevo Polo, que como el anterior se fabricará casi en exclusiva para todo el mundo en la planta de Landaben en Navarra (en Sudáfrica se produce para mercados con volante a la derecha), puede ofrecer: control de velocidad con radar ACC para fijar y mantener la distancia con el coche precedente; Front Assist con frenada de emergencia en ciudad (llega a parar el coche si considera el choque inminente hasta 30 km/h); XDS+ que frena ligeramente las ruedas interiores para dar más salida a las exteriores facilitando la entrada y salida de curvas; asistente de aparcamiento Park Pilot; cámara de marcha atrás; de frenado de emergencia anticolisiones múltiples (de serie), que detiene el vehículo tras un primer impacto para no seguir golpeando en cadena; y detección de fatiga, que avisa de pérdidas de atención en la conducción.

También como primicia mecánica, un selector de perfiles de conducción con modos Confort y Sport que varían el ajuste de la dureza de la suspensión.

Sobre entretenimiento, el nuevo Polo puede integrar 4 posibles pantallas en su reformado salpicadero, y como novedad MirrorLink, que permite ver en el display de a bordo aplicaciones del móvil susceptibles de usarse en el mismo. Eso sí, solo cuando no molesten a la conducción.

Motores Euro 6

Como no podía ser de otra manera, el nuevo Polo estrena motores con la eficiencia por bandera. Todos cumplen con la norma Euro 6. De momento se venderán 6: 4 de gasolina y 2 diésel.

Entre los primeros, sendos tricilíndricos 1.0 de 60 y 75 CV (4,7 y 4,8 l/100 km, respectivamente). Son eminentemente urbanos, como constatamos durante algunos km con el más enérgico que, con todo, puede con viajes una vez lanzado. También de gasolina, pero turbo, los 1.2 TSI de 90 y 110 CV con 4,7 y 4,8 l/100 km en cada caso, perfectos para cualquier recorrido.

De los diésel, en un principio habrá 2 versiones de 1,4 litros, de nuevo con 3 cilindros, con 75 y 90 CV. De ellos, el TDI BlueMotion de 75 CV y un gasto de 3,1 l/100 km es el diésel de 5 plazas más eficiente del mercado; el de 90 exige solo un poco más: 3,4 l/100 km.

Todos acoplan cajas manuales de 5 ó 6 velocidades, pero los más potentes de gasolina ofrecen además como alternativa a pagar aparte una interesante transmisión automática DSG de doble embrague que gana confort de marcha y disminuye levemente el gasto.