La transición hacia la movilidad eléctrica en España se encuentra en un momento decisivo, marcado por avances tecnológicos y retos infraestructurales. La reciente publicación de un informe por parte de la Comisión Europeaarroja luz sobre la situación actual de las emisiones de CO2 de los vehículos, destacando una brecha significativa entre las emisiones reales y las estimaciones oficiales, especialmente en los vehículos híbridos enchufables (PHEV). Este escenario hace cuestionarse la eficacia de las políticas actuales y la ruta hacia una verdadera sostenibilidad.

Aunque se han tomado medidas para que las pruebas de emisiones sean más realistas, como la nueva forma de evaluar los coches (WLTP) introducida en 2017, todavía hay una gran diferencia entre lo que dicen los fabricantes y la realidad en el caso de los PHEV (+250% de emisiones promedio de CO2 [g/km]), poniendo en duda la transparencia del sistema de monitoreo de emisiones para los coches híbridos enchufables.

Pero más allá de las cifras, el informe invita a reflexionar sobre el papel fundamental que juegan los vehículos eléctricos en el camino hacia la neutralidad climática. Para 2050, la Unión Europea se ha propuesto una reducción del 90% en las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte respecto a los niveles de 1990. Alcanzar este objetivo ambicioso requiere no solo avances tecnológicos sino también un cambio en la percepción y la adopción por parte del público de alternativas de movilidad más sostenibles.

En este contexto, los vehículos eléctricos puros (Battery Electric Vehicles: “BEV”) surgen como la alternativa más sostenible, superando a los PHEV en términos de emisiones y eficiencia. Sin embargo, la adopción de BEVs en España enfrenta el desafío de una infraestructura de recarga ultrarrápida aún insuficiente. Este obstáculo no es menor, dado que la accesibilidad a puntos de recarga fiables y rápidos es fundamental para garantizar la viabilidad de los BEVs como primera opción de movilidad.

La movilidad eléctrica, por tanto, no es solo una cuestión de innovación tecnológica sino también de voluntad política y social. Es imperativo desarrollar políticas que promuevan una mayor infraestructura de recarga, incentiven la compra de BEVs y, a su vez, aseguren que los consumidores reciban información precisa y transparente sobre el rendimiento y las emisiones de los vehículos que eligen. En este sentido, gracias a la constante bajada del precio del vehículo eléctrico, que debería llegar hasta el mismo precio medio que los coches térmicos en 2027 en Europa, junto con la bajada del precio de las baterías, la penetración de los BEV en España está acelerando.

España, conocida por su gran capacidad para innovar y su compromiso con las energías renovables, está en una posición privilegiada para encabezar el uso de coches eléctricos. La expansión de la infraestructura de recarga, junto con iniciativas educativas que aumenten la conciencia sobre los beneficios ambientales y económicos de los BEVs, es sin duda el camino para la aceleración de la adopción de esta tecnología.

Firma: Pierre Taslé d’Héliand, Co-General Manager de Electra en España