En 2010, la Fundación Mutua Madrileña y la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme) pusieron en marcha la campaña de prevención de la siniestralidad vial entre los jóvenes, “Agárrate a la Vida”. Entonces se encargó al Servicio de Estudios de Mutua Madrileña una investigación sobre las tendencias de siniestralidad y la gravedad de las lesiones originadas en los accidentes de tráfico causados por los jóvenes de entre 18 y 25 años, en función del sexo y lugar de residencia.

Dos años después de la puesta en macha de la campaña,  en la que han participado directamente más de 12.000 jóvenes españoles, la Fundación ha solicitado un nuevo estudio sobre la siniestralidad de este grupo de conductores desarrollado bajo la misma metodología. El objetivo era analizar si en este periodo se ha registrado alguna variación en las pautas de comportamiento y siniestralidad de los conductores más jóvenes y en las consecuencias de los accidentes que causa este colectivo en comparación con el resto de conductores.

El estudio se ha llevado a cabo con una muestra de más de 25.400 jóvenes conductores no profesionales de toda España, y específicamente se han considerado los que han sido culpables de accidentes en colisiones, colisiones múltiples, accidentes sin contrario (excluidos aparcamiento, robo y luna) y atropellos. Para poder estudiar los cambios de comportamiento al volante entre los conductores jóvenes se ha analizado la evolución de la siniestralidad de este colectivo durante los períodos 2007-2009 y 2010-2011.

El estudio, realizado bajo la supervisión del catedrático Jesús Vegas Asensio, ha sido realizado con información estadística de Mutua Madrileña y el censo de conductores de la Dirección General de Tráfico en 2011. Pero hay que tener en cuenta que existe cierta diferencia entre la distribución hombres/mujeres del censo de conductores de la DGT, para el rango de edad (18-25 años), y la distribución de la muestra analizada por Mutua Madrileña, lo que pone de manifiesto que existe una gran cantidad de jóvenes que, disponiendo de carnet de conducir, no están registrados en la póliza de seguros como conductores.

La primera conclusión de la comparación es que el censo de conductores ha aumentado un 5,6%, mientras que el de jóvenes que conducen ha descendido un 7,8%. Esta situación es atribuible al contexto económico-social así como a la reducción de las tasas de natalidad en las décadas de los ochenta y noventa.

Aunque siguen siendo el grupo de conductores con mayor frecuencia de siniestralidad, los conductores de 18-25 años causan un 25% menos accidentes de tráfico que hace dos años, pasando de 425.000 accidentes anuales a 320.000. Los fallecidos y lesionados graves en los accidentes originados por conductores jóvenes han descendido a menos de la mitad en los últimos dos años. Los fallecidos por año se han reducido de 600 a 250 y el número de personas que resultan con alguna discapacidad grave ha pasado de 100 a 30.

Mientras que en 2010 un 15,22% de estos conductores causaba al menos un accidente de tráfico al año, en 2012 esta frecuencia se ha reducido al 12,36%. Mientras que en 2010 uno de cada cuatro accidentes con heridos era causado por jóvenes, en 2012 esta cifra es de uno de cada siete. Proporcionalmente continúan siendo el grupo de edad que registra las cifras más altas de heridos en los siniestros que causa, pero en términos absolutos esta cifra ha descendido notablemente.

Además, mientras que anteriormente en el 20% de los accidentes originados por los jóvenes se producían heridos, en la actualidad esta cifra desciende hasta el 16%, y además en el 91,22% de los accidentes con heridos éstos presentan lesiones leves.

El doble de fallecidos

Desde 2010, los conductores de todas las edades, independientemente de su género, han reducido su siniestralidad, siendo el descenso más destacable el registrado por los varones de entre 18 a 25 años. Aunque proporcionalmente los jóvenes varones provocan un 38% más accidentes que las mujeres de su misma edad, éstos han mejorado más su ratio de siniestralidad.

Los hombres jóvenes  provocan menos accidentes con heridos que en 2010 pero proporcionalmente aún superan en un 50% a las mujeres. Sin embargo, las jóvenes conductoras han incrementado ligeramente la tasa de accidentes que originan en los que se generan heridos, aunque estos son de menor gravedad.

Pese a que las cifras globales se han reducido, la proporción de fallecidos por cada 100 lesionados como consecuencia de un accidente de tráfico generado por un varón joven duplica la de las mujeres de la misma edad.

Distinguiendo en función del sexo del conductor, y en comparación con datos de 2010, los índices de siniestralidad de hombres y mujeres jóvenes se mantienen distintos, continuando más alto el de los hombres, aunque las diferencias entre ambos se han reducido. En la actualidad un 14,14% de los jóvenes varones causan al menos un accidente al año, mientras que en las mujeres de esta misma edad el porcentaje es del 10,26% (un 27% menos). Sin embargo, hace dos años estas cifras eran del 18,18% y 11,69% respectivamente.

La cifra de accidentes que originan los jóvenes varones en relación el resto de hombres ha descendido de un 133% más hasta un 97% más, y entre las mujeres, la diferencia entre las más jóvenes y el resto de las conductoras ha descendido de un 84% a un 72% más. Los jóvenes continúan originando más accidentes que el resto de los conductores de su mismo género pero en mucha menor proporción. Aunque el resto de grupos de edad también reducen su siniestralidad, las cifras de los jóvenes cada vez se acercan más a las del resto de conductores.

Conforme aumenta la edad, tanto entre hombres como entre mujeres, la siniestralidad desciende. Sólo se produce una pequeña excepción en el caso de las mujeres de entre 42 y 49 años, punto en el que la tendencia descendente se rompe ligeramente con una ratio de siniestralidad del 10,11%. Este incremento puede ser debido en parte a la tendencia creciente de la mujer a compartir vehículo con los hijos de forma esporádica, lo que hace que en muchos casos estos no estén registrados como conductores en las pólizas de seguros.