El compacto eléctrico de Nissan se transforma en crossover y estrena tecnología, diseño y hasta 604 kilómetros de autonomía. ¿Renace un icono o llega demasiado tarde?

Después de casi 15 años siendo el eléctrico asequible por excelencia, el Nissan Leaf se reinventa. Atrás queda la silueta de compacto tradicional con cierto aire anodino: el Leaf 2026 es un crossover puro, con líneas estilizadas, una zaga tipo fastback y proporciones modernas que lo sitúan en plena tendencia del mercado.

El cambio no es solo estético. La nueva generación se monta sobre la plataforma CMF-EV (AmpR Medium en su denominación más reciente), una base compartida con el Nissan Ariya y el Renault Mégane E-Tech. Esta arquitectura, concebida exclusivamente para eléctricos, permite una distribución de pesos más equilibrada, un centro de gravedad más bajo y más espacio interior gracias a una batalla alargada. El Leaf ha dejado de ser un modelo funcional y quiere convertirse en un producto deseable.

Autonomía y eficiencia, por fin a la altura del mercado

La anterior generación del Leaf se fue quedando atrás en cifras clave, especialmente en autonomía, gestión térmica y tiempos de carga. Nissan toma nota y lo corrige todo. El nuevo Leaf se ofrece con dos opciones de batería: una de 52 kWh y otra de 75 kWh.

La versión básica entrega 177 CV (130 kW) con un par de 345 Nm, y homologa hasta 436 km de autonomía en ciclo WLTP. La tope de gama alcanza los 214 CV (160 kW) y promete hasta 604 km WLTP gracias a su batería de mayor capacidad. En cuanto a recarga, los tiempos también mejoran: 105 kW de carga rápida en el modelo base y hasta 150 kW en el superior, lo que se traduce en cargas del 20 al 80 % en poco más de 30 minutos.

Ambas versiones son tracción delantera por ahora, pero no se descarta una variante con doble motor y tracción total e-4ORCE en el futuro. En cualquier caso, las cifras colocan al Leaf de nuevo en la primera línea del mercado, junto a rivales como el Hyundai Kona, el Renault Scénic E-Tech o incluso el Tesla Model Y en versiones intermedias.

Interior tecnológico, con google integrado y bidireccionalidad

El habitáculo del nuevo Leaf da un salto notable. A primera vista, lo dominan dos grandes pantallas que forman un salpicadero digital continuo, con hasta 14,3 pulgadas en la pantalla central. El sistema operativo es Android Automotive, lo que significa integración total con los servicios de Google: navegación con Maps, comandos de voz con Assistant y acceso a aplicaciones desde Play Store.

Pero el verdadero avance está en su capacidad de carga bidireccional. El Leaf incorpora tecnología V2G (vehicle-to-grid) y V2H (vehicle-to-home), lo que le permite funcionar como batería para alimentar una casa o incluso devolver energía a la red. Esta función, combinada con la bomba de calor y la refrigeración líquida de la batería, le otorga una eficiencia muy superior a la del modelo anterior.

Además, el puerto de carga adopta el estándar NACS, lo que en Estados Unidos le permitirá cargar directamente en la red de Superchargers de Tesla sin adaptadores. Esta decisión coloca a Nissan en una posición ventajosa en el ecosistema eléctrico, especialmente frente a marcas que siguen atadas al CCS.

Más seguridad y conducción semi-autónoma mejorada

El nuevo Leaf no se queda atrás en asistentes. Integra una versión evolucionada del sistema ProPILOT Assist, que ahora incluye guiado más suave en autopista, cambio automático de carril y gestión inteligente del tráfico. También estrena un sistema de frenado post-colisión, pensado para evitar impactos secundarios tras un accidente.

Por supuesto, incluye todas las ayudas habituales: detección de ángulo muerto, control de crucero adaptativo, frenado autónomo de emergencia y reconocimiento de señales. Nissan quiere que el Leaf no solo sea eficiente, sino también uno de los referentes en seguridad del segmento.

Fabricación en europa y ofensiva eléctrica global

La producción del nuevo Leaf se llevará a cabo principalmente en la planta de Sunderland (Reino Unido), que ha sido actualizada como parte del proyecto EV36Zero de Nissan, centrado en la transición eléctrica. Esta fábrica también se encargará de los futuros Micra y Juke eléctricos, lo que confirma el papel estratégico de Europa en la hoja de ruta de la marca japonesa.

El objetivo es recuperar terreno frente a los fabricantes chinos y a los modelos europeos que están ganando cuota en el segmento C eléctrico. Nissan ya no compite sola, como en 2010. Ahora necesita productos fuertes, bien posicionados y con costes de producción controlados. El Leaf, rediseñado de arriba a abajo, es la punta de lanza de esa estrategia.

El nuevo Nissan Leaf lo tiene todo para volver a ser relevante: diseño crossover, tecnología puntera, conectividad avanzada, autonomía competitiva y un interior acorde con los estándares actuales. El salto respecto a su predecesor es tan grande que parece otro coche. Y lo es.

La ausencia inicial de versiones con tracción total, algo cada vez más valorado en este segmento y presente en rivales como el Tesla Model Y o el Skoda Enyaq es un hándicap. Además, el diseño, aunque moderno, no arriesga lo suficiente como para desmarcarse visualmente en un mercado saturado de crossovers de silueta similar. También se echa en falta una opción intermedia de batería que equilibre mejor precio y autonomía, ya que los escalones actuales podrían dejar un hueco de oferta importante.

Con todo, llega a un mercado saturado, donde cada fabricante tiene ya su apuesta en el segmento. El Leaf 2026 no solo deberá convencer a nuevos compradores: tendrá que reconquistar a los que se olvidaron de él. Su principal fortaleza, más allá de la ficha técnica, será el precio final, que aún no se ha desvelado. Si Nissan acierta en ese punto, puede volver a ocupar un lugar de referencia. Si no, corre el riesgo de ser una buena idea con mala suerte.